Los neumáticos son primordiales como elementos de la seguridad vial, cualquier defecto que descubran los operarios será causa de descalificación inmediata. Si se trata de uno grave, el conductor tendrá que subsanar el problema para poder volver a pasarla dentro de un plazo, mientras que si es muy grave, quedará inmovilizado y será llevado al taller en grúa.
Los neumáticos son el único punto que está en contacto con la carretera del automóvil e influyen en prácticamente todos los factores de seguridad: aceleración, distancia de frenado, comodidad de conducción y ruido sobre la marcha.
Lo que se inspecciona por parte de los técnicos es que no exista un desgaste excesivo de la banda de rodadura, ni ampollas, roturas o deformaciones en los laterales o que no tenga contacto con ninguna parte del vehículo.
La forma más sencilla de comprobar cuándo hay que cambiar un neumático es comprobando la banda de rodadura. Las ruedas modernas tienen indicadores de desgaste, en los surcos internos existe un saliente indicado con las letras TWI (Tread Wear Indicator), si este está a la misma altura que en la parte externa, será necesario reemplazar las ruedas inmediatamente. El desgaste irregular también puede ser síntoma de otros defectos del automóvil, como ejes o ruedas desalineados o una presión incorrecta: demasiado alta (desgaste en el centro) o demasiado baja (en los bordes).
La asociación de estaciones de ITV, AECA-ITV, afirma que «la diferencia entre unos neumáticos por debajo del umbral mínimo y unos en perfectas condiciones puede decantar la balanza en caso de percance en la vía pública, en especial en condiciones climáticas adversas como lluvias o heladas.»
Fuente: www.elcorreo.com/motor